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Ragna lo sabía. Cada día que pasaba en la compañía de Leonika, su admiración por ella crecía, pero también su frustración. Mientras ella deslumbraba con su destreza, él se sentía como un mero espectador en un espectáculo grandioso.
Un día, mientras entrenaban en un claro del bosque, Leonika se detuvo y miró a Ragna con una seriedad que rara vez mostraba. "Ragna", dijo, "no subestimes el valor de la resistencia. La fuerza no solo se mide en poder de ataque. La perseverancia y la estrategia son igual de importantes en una batalla. Y tú, a tu manera, también eres fuerte."
Ragna frunció el ceño. "Pero no puedo luchar como tú. No tengo la habilidad para dominar a un dragón o hacer un corte preciso. Solo soy un cazadragones de segunda." 6
Leonika se acercó y le puso una mano en el hombro. "Cada cazador tiene su propio estilo. La clave está en encontrar lo que te define. ¿Recuerdas la última vez que cazamos juntos? Te vi utilizar el entorno a tu favor, cómo usaste los árboles para protegerte y atacar al dragón desde una posición elevada. Eso es astucia. Eso es fuerza." 6
Las palabras de Leonika resonaron en Ragna. A menudo se había visto a sí mismo como un guerrero inútil, pero había momentos, pequeñas victorias, en los que sus decisiones habían marcado la diferencia. Sin embargo, la sombra de su inseguridad seguía acechando. Crimson
Decidido a mejorar, Ragna comenzó a entrenar intensamente. No solo con su espada, sino también en el uso del entorno, la estrategia y la paciencia. Cada fallo era una lección, y cada lección lo acercaba a la meta que había puesto en su mente: demostrar que podía ser un cazadragones igual de valioso que Leonika. Crimson
Ragna Crimson 6